Guía Turística de República Checa |
La República Checa es un pequeño país con un amplio y riquísimo legado que palpita en los ladrillos, el mortero y las piedras de todos y cada uno de los incontables castillos y catedrales que se erigen entre sus bellos paisajes. Bohemia y Moravia han deslumbrado a los peregrinos que hasta ellas han llegado durante siglos. Esta pequeña república se encuentra anclada en el centro de Europa y, durante cientos de años, ha sido el cruce en el que se han dado cita diferentes culturas. La palabra ‘encantadora’ es un estereotipo, aunque en este caso es, sin duda alguna, el término apropiado. La República Checa es, simplemente, hechizadora. Muchos turistas extranjeros se limitan a visitar sólo Praga, lo que se les puede perdonar ya que la ciudad de los ‘cien chapiteles’ y las ‘nueve colinas’ tiene más que ofrecer que ninguna otra ciudad de tamaño similar. Desde las amplias extensiones del Castillo de Praga a la sublime belleza del Teatro Nacional, cuya iluminación nocturna brilla sobre las tranquilas aguas del río Vltava, esta preciosa capital le ofrece días y días de visitas a sitios de interés universal. No obstante, el país no está únicamente compuesto de su capital. Český Krumlov, situada en el sur de Bohemia, es un exuberante oasis construido alrededor de la serpenteante meandro que dibuja el mismísimo río Vltava; en ella encontrará un precioso castillo y un encantador centro medieval. No se pierda las puestas de sol rosadas, de las que podrá disfrutar mientras se sienta en un café y escucha como la gente sentada a su alrededor sólo es capaz de suspirar ante tal desmesurada belleza. El Český ráj, o ‘Paraíso checo’, es un parque repleto de altos monolitos areniscos y diferentes conglomeraciones rocosas que lo convierten en una excursión merecedora de todos los respetos. Si le apetece darse un chapuzón, entonces no encontrará mejor lugar para ello que los baños termales de Karlovy Vary (Carlsbad). Aquí podrá relajarse hasta que se le arrugue la piel y sus preocupaciones se hayan desvanecido por completo. Y si viaja en verano, tendrá la oportunidad de asistir al famoso festival internacional cinematográfico. Moravia, la provincia oriental del país, extasía a aquellos visitantes que han gozado aventurarse a través de sus colinas y escalado sus montañas fronterizas. Los paisajes de esta región están repletos de castillos y torreones, mientras que sus pueblos y pequeñas localidades rebosan arte, cerveza y arquitectura. Sólo tendrá que pasar unas cuantas noches bajo sus cielos para quedar asombrado por su exultante historia. Brno, la capital de Moravia, cuenta con un suntuoso centro de la ciudad lleno de elegantes edificios capaces de deleitar a cualquiera, al mismo tiempo que su plaza principal cuenta con la ventaja de no tener que albergar las multitudes que uno encontrará en Praga. Justo al norte de la ciudad podrá visitar el Karst moravo, un complejo de cuevas de piedra caliza por las que corre un pequeño río. En el norte de Moravia, y sur de Silesia, las montañas Jeseníky, con sus tranquilos valles y picos escarpados, le ofrecen inmensas posibilidades para practicar excursiones en bicicleta y senderismo durante el verano y esquí en invierno. Durante la cosecha de la uva, Mikulov, en el sur de Moravia, es un lugar perfecto para pasar unas cuantas noches y degustar el vino de la región. Reserve una mesa en una de sus muchas bodegas y, sorbo a sorbo, beba a placer mientras degusta el famoso queso o las suculentas salchichas checas. Y después de disfrutar de varios brindis, pasee (o deambule) por esta preciosa localidad montañosa y admire sus iglesias y tejados anaranjados. La República Checa está repleta de maravillas. Desde sus pueblos y ciudades a sus pintorescos bosques y suaves montañas. Este país ha resistido los embates de una historia casi maldita que, literalmente, corre por sus venas. Venga al corazón de Europa y disfrute de toda su esplendorosa belleza.
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